{image}http://www.eldia.co/images/stories/180810/003.jpg{/image}Con gran confianza están las autoridades nacionales respecto al comportamiento presentado por la actividad económica del segundo semestre del año 2010, con lo cual probablemente veremos haciendo alardes de las buenas políticas económicas tomadas para enfrentar la crisis económica vivida el año anterior.

Y  aunque dicho pronostico puede ser cierto, dicho estimulo de la economía nacional para nada se ha visto reflejado en el grueso de la población colombiana, los cuales en el mismo periodo de análisis han visto un deterioro en el poder adquisitivo de compra.

Esta situación pone a la orden del día la contradicción de esta economía capitalista de carácter neoliberal entre crecimiento económico y desarrollo económico, donde el crecimiento económico es el aumento del aparato productivo de un país, donde la producción puede cuantificarse, y  el desarrollo económico tiene que ver  con la calidad de vida y bienestar de la población de un país.

Desde los inicios de la administración Uribe en el 2002,  el comportamiento de la economía colombiana ha sido de crecimiento a excepción del periodo comprendido entre enero de 2008 hasta octubre de 2008, es decir,  en los 2 mandatos del presidente Uribe se ha logrado aumentar la riqueza nacional significativamente.

En oposición, no ha ocurrido lo mismo en materia de desarrollo económico, dado  que las administraciones del Ex-presidente Uribe, el desempleo, la informalidad, la pobreza, la miseria, y la concentración de la riqueza  aumentaron  vertiginosamente.

Esta  evidente contradicción en materia económica, puede llevarnos a concluir que el ex-presidente Álvaro Uribe solamente se preocupó por los empresarios y terratenientes colombianos y se desentendió  de las necesidades de la mayoría de colombianos y para la muestra veamos el caso del aumento del salario mínimo en todos los años de su gobierno.

Debe quedar claro que la construcción económica de nuestro país debe ser replanteada totalmente sin dejar de un lado el comercio internacional, pero es hora de  quitar los cimientos neoliberales sobre los cuales  flota nuestro país y buscar lo consolidación del mercado interno nacional.

Esperemos que en el gobierno de Juan Manuel Santos,  las política económica no sean solo a favor de los floricultores, los cafeteros, los industriales y los comerciantes, sino también sobre la clase trabajadora, los informales, los pobres, los independientes, y aumentar el bienestar social colombiano de una forma real, lo cual será garantía de un crecimiento sostenido de nuestra actividad económica.