{image}http://lh4.googleusercontent.com/-Maxyv9qN1O4/UfrT1JUF3wI/AAAAAAAAB9I/FenHeImgEDQ/s400/02.jpg{/image}“Proyecto de ley del Gobierno no defiende a los futbolistas sino a los empleadores”, dice Carlos González Puche —Entrevista—

Quienes siguen las incidencias del campeonato de fútbol profesional, se sorprendieron con la protesta pública que los futbolistas hicieron en los actos protocolarios de los partidos del pasado fin de semana. Éstos en silencio exhibieron pañuelos a manera de pancartas, con consignas alusivas a su situación en materia de legislación laboral.

“No al veto, ley concertada con los futbolistas”, fue una de las consignas, relacionada con su rechazo al proyecto de ley que prepara el Ministerio de Trabajo para presentar al Congreso de la República.

La protesta fue promovida por la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), organización que agrupa a unos 1.200 futbolistas profesionales. Denuncia que no existen reglas claras para la discusión del mencionado proyecto de ley, pues éste no ha sido discutido ni concertado con los futbolistas activos.

Exigen que en el proyecto de ley el gobierno asuma la defensa de los derechos de los jugadores en tanto trabajadores, en materia de seguridad social, estabilidad laboral, incremento de salarios, jornadas de trabajo y descanso, despidos con justa causa, aspectos éstos en los que hoy existen muchas irregularidades porque lo que impera son las normas privadas de los clubes y no el Código Sustantivo del Trabajo.

Para ahondar en el tema, esta agencia de información conversó con Carlos González Puche, director ejecutivo de Acolfutpro, entidad que recientemente nombró nuevo consejo directivo del cual hacen parte, entre otros, los futbolistas Carlos Valdés, Francisco Nájera, Magnelly Torres y Rafael Roballo.

AIL: Empecemos por la parte gremial. ¿Qué es Acolfutpro?

CGP: Es una asociación civil sin ánimo de lucro constituida en el año 2004 por inciativa de jugadores que militaban en el exterior. Ellos se dieron cuenta de cómo en Argentina, Perú, Brasil y los países de Europa existían unas condiciones de trabajo y respeto de los derechos de los futbolistas, condiciones que no existen en Colombia. Y con su liderazgo se conformó la asociación con 116 afiliados. Hoy somos más de 1.200.

Explíquenos el sentido de lo que vimos los colombianos el pasado fin de semana, las pancartas, la protesta…

Ocurre que en Colombia usted como abogado, periodista, escritor, médico, etc., pude desarrollar
su actividad donde le dé la gana y con el empleador que quiera. Pero el jugador de fútbol sólo puede ejercer su profesión con 36 empleadores, o sea los clubes de primera y segunda división, torneos que organiza la Dimayor, y eso da una posibilidad enorme de abuso de tipo laboral. Es un círculo absolutamente cerrado que establece mecanismos para que aquellos jugadores que quieran terminar su vínculo laboral y exijan sus derechos, no sean admitidos por otros clubes o no sean llamados a la Selección Colombia. Pasó con Iván Darío Córdoba y Mario Alberto Yepes, que en su momento no fueron llamados a la selección. También lo confirmó Edwin Valencia en una entrevista para un canal internacional. Le preguntaron por qué Eduardo Lara no lo había llamado a la selección, y él respondió que por haber términado su vínculo con el América para irse a Brasil.

¿Eso es lo que ustedes llaman veto?

Sí, es una lista negra. Los directivos de los clubes se ponen de acuerdo e impiden la contratación de jugadores. Lo vimos la semana pasada cuando el presidente del Deportivo Pereira, además de no pagarles a los jugadores, envió a los otros clubes una carrta de aviso que incluia a 7 jugadores que habían terminado su vinculación.

¿Qué es lo que a la Asociación no le guasta del proyecto de ley que prepara el Ministerio de Trabajo?

Primero que no ha sido concertada con la asociación de futbolistas. Si se mira el parágrafo del artículo 4, permite que la estabilidad laboral la defina un reglamento privado, lo que favorece a los clubes. También establece sanciones económicas y deportivas para quien termine un vínculo contractual, con el argumento de que la FIFA lo exige, lo cual es cuento chino porque hay muchos paíeses donde la estabilidad contractual se establece conforme a las normas de cada país. Según el proyecto, si es el jugador quien termina el vínculo, debe pagar todo lo que falte del contrato para resarcir los perjuicios causados al empleador. ¿Qué otra actividad en Colombia permite semejante aberración? Hay sólo dos países que en su legislación permiten la clausula de rescisión a favor de los clubes, que son España y Brasil, pero en compensación establecen los derechos de imagen. O sea que cada vez que el jugador sale a la cancha se le paga un dinero importante, aparte de su salario.

¿En Colombia se pagan esos derechos de imagen?

No. Los derechos de transmisión por televisión son para los clubes. El caso es que éstos se resisten a que haya una distribución más equitativa de las ganancias. Hay equipos que declaran sólo el salario mínimo, cuando un jugador de fútbol se gana mucho más del mínimo, y eso afecta la liquidación de las prestaciones sociales. Los clubes nunca han pagado la seguridad social. Pregunte no más qué jugador tiene hoy una pensión. Y hay muchos casos de futbolistas que han terminado en la ruina. Morón murió en la miseria, el “Boricua” Zarate también, y “Paciencia” Escobar, que jugó en el Cali y Santa Fe. En el tema de la jornada laboral también hay irregularidades. Las jornadas laborales no son solo las de entrenamiento y los partidos, sino que incluyen el tiempo que el jugador debe permanecer en función del club. En la segunda división, por ejemplo, los jugadores demoran largas horas para trasladarse en bus de una ciudad a otra, y en muchas ocasiones no pueden ni descansar. Mire lo del Atlético Nacional: terminó el torneo hace 15 días y hoy arrancó con otro torneo. ¿Dónde está el descanso? El Cúcuta Deportivo permite que los jugadores tengan contrato laboral con una promotora diferente al club, que le paga al jugador la mayor parte de su salario. Eso lo hemos denunciado al Ministro en cartas, lo mismo que las listas negras, pero hasta ahora no existe una sola sanción para un club. Y lo grave es que el proyecto de ley que prepara no ataca nada de eso.

El Ministerio dice que el proyecto tiene asesoría de la FIFA…

Lo está asesorando un español, que debe saber más de normas colombianas que nosotros. Se llama Gorka Billar, es hijo del presidente de la Federación de Fútbol de España y vicepresidente de la FIFA. Es el que recomienda que se tiene que ajustar la norma colombiana a la FIFA, porque sino nos desafilian, cuando cada país es sobrano en la expedición de las normas laborales, y los reglamentos de carácter privado deben respetar esas normas, como lo ha dicho la Corte Constitucional en varias oportunidades. Pero en Colombia el reglamento privado expedido por la Federación Colombiana de Fútbol está por encima, reglamento que históricamente ha vulnerado los mínimos derechos de los jugadores. Por ejemplo, antes del 2004, año en que nació Acolfutpro, el estatuto del jugador le impedía al futbolista recurrir a la justicia ordinaria, porque si demandaba quedaba inhabilitado para jugar. Imagínese lo que implica para un jugador quedarse parado cuando su vida laboral es muy breve, de 12  y 15 años como máximo. Lo otro es que para validar el proyecto el gobierno dice que tiene la asesoría de la asociación de ex-jugadores, a quienes les da un subsidio con plata del Ministerio.

¿De qué manera entonces puede intervenir la FIFA en el conflicto laboral colombiano?

De ninguna manera. Es un tema nacional, no tiene por qué inmiscuirse. Hemos presentado el caso de Yhonny Ramírez. La FIFA dice que cuando hay un conflicto laboral entre un club y un jugador debe intervenir la Cámara de Solución de Disputas, mecanismo de arbitraje que la FIFA establece para esos casos. La integran representantes de los clubes y algunos magistrados y exmagisrtados de las altas cortes. Lo que uno no entiende es cómo estos magistrados cuando intervienen en el tema del fútbol parecen defender una constitución diferente. Pero como se trata de fútbol, no importa que sean sacrificados los derechos de los futbolistas. Al público en general tampoco le importa. Lo que le interesa es que haya fútbol y la pelota ruede. Todo el mundo feliz viendo cómo los estadios se llenan y la Selección Colombia clasifica al mundial. Pero nunca se preocupan por los derechos laborales de los artífices del espectáculo, que son los futbolistas. Si éstos son esclavos o no, para la afición no tiene importancia.

Es una crítica muy fuerte a los hinchas del fútbol…

Y también al periodismo deportivo, que vive del fútbol y de eso come. Jamás los periodistas van a dar un debate serio sobre este tema, porque ellos trabajan en los canales de propiedad de la Dimayor, compran sus espacios en las emisoras para poder vender los cupos y poder comer, están absolutamente coptados.

A propósito de Yhonny Ramírez y la acción de tutela que entabló, ayer la juez 43 Civil de Circuito de Bogotá la resolvió en segunda instancia a favor de Colfútbol y la Dimayor. ¿Qué opina de ese revés jurídico?

No compartimos la posición de la jueza, creemos que es inconstitucional. Acá no se está dando una controversia deportiva sino contractual, que involucra a un ciudadano colombiano, a un trabajador, y a otro club, porque Boyacá Chicó está demandando al jugador y a Millonarios. Admitimos la competencia de las federaciones para temas disciplinarios, pero no en un tema laboral. Para eso la FIFA establece la Cámara de Resolución de Disputas, que acá no se ha aprobado.

¿Apelarán la decisión de la jueza?

Sí. Pero me preocupa que dos magistrados de la Corte Constitucional, que es la siguiente instancia, hagan parte de las comisiones: uno, el presidente de la Corte Constitucional, Jorge Iván Palacio, es presidente de la Comisión Disciplinaria del campeonato: y otro, Luis Ernesto Vargas, es el presidente de la Comisión Arbitral.

Entiendo que hay resoluciones de la OIT frente al tema laboral de los jugadores colombianos.

Recién creada la Asociación presentamos una queja ante la OIT, la número 2481, que produjo varias recomendaciones. Una es reconocer a Acolfutpro como representante de los futbolistas colombianos, y en marzo de 2007 recomendó al gobierno hacer negociación colectiva para los jugadores de fútbol. Pero tenemos un Ministerio de Trabajo que ha sido ineficaz para hacer esa negociación colectiva, pese a haberla solicitado muchas veces. El caso es que hoy quiere resolver todo sin negociación colectiva, convocando a un proyecto de ley que no defiende los intereses de los futbolistas sino el de los empleadores.

¿Cómo sería una negociación colectiva de futbolistas, eso suena raro?

El sindicalismo ha criticado a la Asociación porque no somos sindicato. Y no lo somos porque tendríamos que negociar pliego de peticiones club por club, ya que la falta de un estatuto del trabajo impide la negociación por rama de industria. Y yo, Carlos González Puche, no voy a presentar un pliego de peticiones en ciudades y con cluves donde existe evidente riesgo para mi integridad personal.

¿En Colombia se tratan los jugadores como personas, o como mercancías? 

En algunos clubes se tratan como personas, en otros como mercancías. Hay clubes serios como Millonarios, Nacional, Santa Fe, que honran sus obligaciones, declaran las integralidades. Pero hay otros que no, como el Chicó, que es el culmen de los incumplimientos. Y el Pereira, que les propuso a los jugadores un palazo de 23 años para pagarles las deudas que tiene con ellos.

En el trámite del pase de un club a otro, ¿se violan los derechos de los futbolistas?

Por la falta de formalidad en esta actividad, en el tema de las trasferencias los que se enriquecen son los intermediarios. Hay mucha anarquía, que ha dado pie a que una  cantidad de aparecidos, por supuestas gestiones, terminen echándole mano a jugosos honorarios, en detrimento de los clubes y los jugadores. Lo otro es que se están aprovechando de los jugadores y la baja escolaridad que tienen, que no llega al 8º grado en promedio. Se les está vendiendo la ficción de la transferencia internacional como la gran oportunidad de mejorar su vida, y todos están dispuestos a firmar lo que sea con tal de hacer parte de ese sueño, que unos pocos logran pero la gran mayoría no.

Usted lleva muchos años en la brega gremial y en defensa de los derechos laborales de los futbolistas. ¿Por qué lo hace, por qué sigue sabiendo que es tan difícil?

Porque creo y considero que hay muchas injusticias. Yo fui jugador profesional en Millonarios, América, Cúcuta, y ahí viví todos esos vejámenes de los que le he hablado. Tuve acceso a una buena educación que me dio mi familia, y al tiempo que era jugador estudié y me gradué de abogado en el Externado de Colombia en 1986, e hice mi tesis sobre la inconstitucionalidad del pase y la transferencia. En ese sentido fui un privilegiado porque son pocos los jugadores que pueden estudiar.

Finalmente, ¿qué tan posible ve una huelga de futbolistas en Colombia?

En este país eso lo veo muy difícil, y nosotros desde la Asociación tampoco lo alimentamos. Fíjese que hicimos una huelga en el 2005 y fuimos objeto de amenazas. Aquí no pasa nada.