{image}http://eldia.com.co/images/stories/190413/02.jpg{/image}Desde la década de los cincuenta del siglo XX el Ingeniero LUIS CARLOS SARMIENTO ANGULO, empezó a construir un emporio económico, valiéndose en un principio de las gabelas que los Gobiernos colombianos de la época le otorgaron para que se convirtiera en el principal contratista de obras públicas del país.

Similar a la táctica empresarial de los Nule (hoy aparentemente encarcelados), Sarmiento Angulo suscribía contratos multimillonarios y recibía anticipos que le permitían trabajar con la plata de los contribuyentes y engordar su cuenta bancaria cada vez más y más, convirtiéndose en el constructor con mayor apalancamiento oficial.

Fue así como en 1972, Misael Pastrana Borrero, último presidente de la vergonzosa manguala liberal-conservadora autodenominada “Frente Nacional” le permitió a Sarmiento liderar la implementación y consolidación del sistema UPAC (que desangraría a la población más pobre que adquiría cualquier préstamo para vivienda), quien se posicionó contundentemente el sistema bancario del país como propietario de las principales casas de usura en el sector de las corporaciones de ahorro y vivienda (recuérdese, entre otras AHORRAMAS y LAS VILLAS). De esta forma continuó haciendo de las suyas para fortalecer su poderío económico y continuar apoderándose de la propiedad accionaria de otras entidades bancarias.  No se puede olvidar que bajo el Gobierno del expresidente Ernesto Samper, en 1996 se le entregó a don Luis Carlos Sarmiento la propiedad accionaria del hasta entonces estatal Banco Popular por la mitad del precio comercial establecido mediante avalúo, convirtiéndolo en el más grande banquero de Colombia quien gracias a la USURA y a la especulación financiera logró tener una posición dominante en el mercado con cerca del 30% de la propiedad del sistema en nuestro país.

En Octubre de 2010, cuando según la revista Forbes cuando Sarmiento Angulo tenía una fortuna de US$5.600 millones, se apropió del Bac Credomatic por US$ 1.900 millones (el Bac Credomatic maneja el 33% del volumen de las tarjetas de crédito en Centro América y el 62% de los pagos procesados por esa vía en la Región). Para pagarlo parcialmente, entre el 22 de marzo y el 11 de abril de 2011 emitió cerca de 1.600 millones de acciones preferenciales del Grupo Aval, con las cuales recogió poco menos de dos (2) billones de pesos en tan solo 20 días. Es decir, que don Luis Carlos adquirió uno de los conglomerados crediticios y de usura más poderosos de Centro América con dinero ajeno, y a cambio a los “paganinis” les entregó papeles y la promesa de una rentabilidad y un retorno futuro relativamente positivo.  Fue así como, mientras los trabajadores vemos precarizar nuestros ingresos y la miseria se socializa,  Sarmiento Angulo en 2011 SE consolidó como el hombre más rico de Colombia y el 75 más rico del mundo, al haberse apropiado de un patrimonio de US$10.500 millones; mientras que en el año 2012 ya había trepado al puesto 64 con 12.400 millones de dólares, y con US$13.900 millones en marzo de 2013.

Es vergonzoso que al tiempo que millones de colombianos viven con menos de un salario mínimo por falta de oportunidades de empleo digno, sin salud, sin pensiones; y a su cargo un montón de impuestos directos e indirectos, don Luis Carlos continúe amasando una fortuna con la usura y los abusos contra los usuarios de los servicios financieros, porque como si todo lo anterior fuese poco, finalizando el mes de diciembre de 2012, no contento con su posición dominante y la exagerada especulación financiera que ya protagoniza con sus bancos y con el Fondo de Pensiones y Cesantías PORVENIR, Aprovechando la crisis que afrontan los españoles, se adueñó del Fondo de Pensiones y Cesantías HORIZONTE, tal como lo revela el artículo del diario El Espectador.

Es vergonzoso e indignante que un individuo, mediante artimañas de especulación financiera se apropie de una aberrante y escandalosa fortuna que debería ser redistribuida en bienestar para que los colombianos de bien no sufran las consecuencias de la miseria -que sí se está socializando-

Ningún trabajador colombiano, ningún luchador ni persona de bien debe sentir alegría por ello.