{image}http://eldia.co/images/stories/160712/07.jpg{/image}Se descorren los velos que pretendían ocultar la gestión directa del gobierno de  santos a este golpe de estado a la constitución... sólo que no contaban con la reacción ciudadana y política a este engendro.

La abogada que consolidó el texto de la conciliación.

La redacción final del texto de la cuestionada Reforma a la Justicia la realizaron los congresistas fuera de las oficinas del Senado. Se reunieron con tranquilidad en el Club de Ejecutivos de Bogotá, donde el ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, llegó con su asistente, la abogada barranquillera Carolina Deik, para enterarse de los pasos que daban los congresistas.

El Representante de Cambio Radical Germán Varón Cotrino fue el encargado de advertirle al ministro Esguerra sobre el adefesio que se configuró en las 8 horas que estuvieron reunidos. Desde entonces,Esguerra se quedó mirando el texto y delegó en Carolina Deik la tarea de revisarlo. Junto a un funcionario del senado, Deik consolidó el documento final. El gobierno fue totalmente consciente del producto de la Comisión, con los ‘micos’ incluidos.

El ministro Juan Carlos Esguerra le ordenó a Carolina Deik que revisara y consolidara el documento final.

De Carolina Deik, considerada la mano derecha del ministro Esguerra, poco se sabe. Al tiempo que en el país se rechaza el acto legislativo de la Reforma a la Justicia, se conoció que se trata de una abogada barranquillera egresada de la Universidad Javeriana de Cali, con estudios en la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard. También realizó una especialización en Derecho Administrativo en la capital vallecaucana. Carolina es la esposa del ex presidente de Cambio Radical Carlos Fernando Galán, quien trabaja en el gobierno en el cargo de Secretario Anticorrupción y Transparencia. Paradójicamente, el senador liberal Juan Manuel Galán, cuñado de Carolina, votó en contra de la iniciativa. Ante todo este arsenal de bellaquerías y tramoyas, tenía cara el flamante ministro de justicia, decirle a todo un país paralizado por la sorpresa y la indignación, que él no tenía la  menor idea de lo que pasó en la guarida o senado, cuando se tramaba todo este sainete. Lo que hizo (renunciar), era la única vía medio decente que le quedaba.

¿Pero puede el presidente Santos salir a decir como hizo, que todo fue un acto aislado de estos individuos en mala hora escogidos por un pueblo que todavía comulga con las ruedas de molino que les ofrecen los ¨honorables senadores? Por supuesto que no, porque un ministro por muy encopetado que sea, no tiene las facultades para tomarse estas atribuciones, si no está facultado por su jefe, que es el mismo presidente Santos, quien dice que este cargaladrillos del ministro, tuvo un gesto de gallardía y valentía en renunciar a su cargo.