{image}http://eldia.co/images/stories/120712/03.jpg{/image}Ojo! Aunque haya regocijo de parte de la opinión pública por el hundimiento de la reforma a la justicia, luego de tanta indignación que dicha reforma nos causó, esto no nos puede volver ciegos ante la forma o entuerto de cómo fue que se provocó el hundimiento de la monstruosa reforma legislativa. Y menos nos podemos comer el cuento de que el Presidente Santos no sabía los alcances de dicha reforma: el proyecto lo presentó el gobierno y le interesaba al gobierno. Por el hecho de haberse aprobado en momentos de su ausencia, no implica su inocencia.

Para connotados juristas colombianos, la forma o mecanismo utilizado es equiparable a un golpe de Estado. No encontramos en ninguna norma legal o constitucional, la facultad o posibilidad de que el Presidente de la República objete una reforma constitucional, ninguna norma autoriza a archivar un acto legislativo después de los ocho debates reglamentarios y menos en sesiones extras de dos días: solo a un autócrata se le ocurre negarse a publicar en la Gaceta Oficial un acto ya promulgado.

La Constitución y la Ley tienen establecido que la Corte Constitucional o un Referendo de carácter revocatorio, son los mecanismos idóneos para el efecto. Por mera conveniencia, al Presidente Santos y algún sector de la ciudadanía, con el sambenito de evitar la excarcelación de muchos pillos hoy tras las rejas y la impunidad para otros en trance de estarlo, era necesario hacer cualquier cosa: corregir la monstruosidad con otra monstruosidad peor.

Al decir del Diputado del PDA en la asamblea de Antioquia, Jorge Gómez, “… el King Kong que se inventó Santos para dar muerte al Frankestein u orangután de la reforma a la justicia puede llegar a convertirse en una perversa herramienta, útil no solo, como en esta caso, para frenar una reforma que la ciudadanía rechazó de manera unánime y cuyo hundimiento fue propiciado por el Presidente, más que para preservar el interés colectivo, para que no naufragara su proyecto reeleccionista; sino también, por qué no, para dar cristiana sepultura a cualquier otra reforma constitucional, incluso de origen popular y de efectos positivos para el país. No es exagerado pensar que, con ese camino abierto, pueda suceder que el día que se logre por ejemplo, promover exitosamente un referendo para derogar la intermediación financiera en la salud, que mata más colombianos que cualquier otra peste, un mandatario de turno, de los que sirven obsequiosamente a las EPS, decida citar a media noche unas sesiones extras del Congreso para sepultar la iniciativa, alegando inconveniencia e inconstitucionalidad”.

Para terminar, celebramos y compartimos también que se esté promoviendo un referendo revocatorio del mandato de los congresistas que aprobaron la reforma e invitamos a nuestros colegas, trabajadores y trabajadoras del sector bancario y financiero a respaldarlo, pero que tengamos claro que fueron el presidente Juan Manuel Santos y su gabinete en pleno, los autores intelectuales del esperpento, fueron ellos quienes “tiraron la piedra y escondieron la mano”, es a ellos, principalmente a quienes hay que imputarles la culpabilidad y con quienes también hay que tomar determinaciones!

(Colaboración: R. Moreno-Fenasibancol)