{image}http://eldia.co/images/stories/230512/03.jpg{/image}El pasado 15 de mayo entró en vigencia el TLC entre Colombia y Estados Unidos. ¿Qué significa esto para nuestras comunidades indígenas, para el agricultor, para los que siembran comida y viven de lo poquito que pueden producir trabajando la tierra?

Partamos de un principio esencial: Las comunidades indígenas no hablan de competir. Hablan de alimentarse, de vivir en comunidad en equilibrio y en armonía.

En la zona norte del Cauca y en otros lugares de Colombia, hay muchas iniciativas de proyectos productivos alternativos. Esto significa que son proyectos en tierras colectivas, para beneficio comunitario, que no le hacen daño a la Madre Tierra, porque utilizan abonos orgánicos y además de eso es comida sana sin químicos, donde se utilizan semillas propias y todo este proceso ayuda a conservar el medio ambiente y a la pervivencia de la gente. Pero nadie apoya estas iniciativas, por el contrario, son perseguidas. Para que las apoyen hay que hacer muchas diligencias con las instituciones, hay que tener capital o hay que hacerse a un crédito, hay que superar políticas de estado diseñadas para impedir que salgan adelante. Esos proyecticos no tienen ningún valor para las transnacionales. Es más, su presencia y la de nuestras comunidades no pasa de ser un estorbo para sus intereses. Por eso, no se invierte en estos, mientras que se le invierte a la minería, a la explotación del petróleo, a los bancos, a todo lo que signifique adueñarse del territorio de América Latina para explotar nuestra tierra y nuestras vidas empobreciéndonos. Ahora, con la entrada en vigencia del TLC, una Constitución de las Transnacionales, todo queda en poder de quienes nos ignoran y nos explotan.

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