El sacerdote jesuita Javier Giraldo, uno de los más firmes miembros de la Iglesia Católica comprometido con el proceso de paz, analizó críticamente la reciente visita del papa Francisco a Colombia. En resumen, “el balance es positivo”, aunque “se preparó con otras intenciones”.

Argumenta que “la visita se preparó escogiendo los sitios, las ciudades, las instituciones, los símbolos, las víctimas, todo de una manera muy sesgada. No se quería que el papa tuviera un contacto muy directo con lo más complicado de la realidad nacional, lo más complicado de la violencia, del conflicto mismo, de las desigualdades, etc.”

“Por eso se le llevó a unas ciudades muy controladas, donde la jerarquía eclesiástica es mucho más conservadora, que ha estado en contra del proceso de paz; y donde las obras de beneficencia que entraron en contacto con él obedecen más a la visión de caridad y de limosna, no tanto de impulso a que la gente conquiste sus propios derechos”, agregó.

En este sentido, hubo fuertes críticas a la comisión organizadora de la visita por la manipulación en los lugares, por ejemplo, en Bogotá arreglaron todas las calles alrededor del lugar de descanso del papa o en Cartagena mandaron a tapar un barrio humilde con láminas de zinc.

A pesar de todo, el papa en todos sus discursos tuvo un mensaje claro y cercano al pueblo, en particular a las poblaciones, con las cuales se les puso en contacto o les permitieron hablar frente a él, “como sacudiéndose de todos esos condicionamientos”.

El papa Francisco ratificó el carácter que ha demostrado en otras visitas o los conceptos que ha escrito en las encíclicas, donde expone que la “verdadera reconciliación y verdadera paz nunca podrá llegar si no hay un cambio social que trasforme las estructuras de justicia y desigualdad, mientras eso no se haga nunca podrá llegar a la paz. La violencia y el conflicto armado surgen de unas estructuras injustas que consagran y mantienen la desigualdad”.

Así mismo, invitó a los obispos, a las autoridades y a la comunidad a buscar esa transformación de las estructuras que preservan el discurso de “la paz como una fuerza de aplastamiento sobre otra”.

El padre Javier Giraldo destacó el mensaje del sumo pontífice “en Cartagena, a la sombra de la memoria de San Pedro Claver, el papa terminó con un discurso muy interesantes, muy hermoso también, sobre los derechos humanos, trató de comprometer a la Iglesia y a la sociedad en la lucha por los derechos humanos”.