El profesor Jonathan Quinche Moreno, de la jornada de la tarde del colegio Gran Yomasa, se convirtió en un símbolo de la resistencia del paro del magisterio cuando enfrentó solo con su bicicleta a una tanqueta del Esmad que lo agredió con un salvaje chorro de agua.

La imagen quedará para la historia. En momentos que la multitudinaria marcha del magisterio capitalino avanzaba por la calle 26, el Esmad sin mediar palabras y sin misericordia agredió a una población donde había niños, niñas, mujeres embarazadas y adultos mayores. Esto sucedió el viernes 9 de junio.

Muchos no sabían su nombre, es un hombre mayor de edad pero en total pasividad se impuso a la tanqueta y “frenteó” sin miedo a los posibles golpes del Esmad. El organismo del Estado es conocido por su sevicia, crueldad y por su implicación en asesinatos y violencia, incluso, contra discapacitados. Hoy, el profesor Quinche cuenta su historia.

¿Por qué tomó la decisión de atravesar la tanqueta ese día?

Jonathan Quinche: Más que una decisión, fue algo improvisado. Aunque ya dos cuadras atrás yo venía viendo los movimientos de la tanqueta eran muy bruscos y que toda la comunidad que estaba alrededor de ella estaban siendo agredidos. Yo me acerqué a la tanqueta, vi a una profe que estaba alegando con el señor de la tanqueta y él lo que hizo fue empujarla con la tanqueta, lavarla con la presión del agua. Lo único que tuve en esas condiciones fue sentarme frente a la tanqueta para que no generara más inconformidad y maltrato a los docentes

¿Por qué fue importante la participación del magisterio durante este paro?

JQ: Creo que el magisterio fue, dentro de mi primera experiencia en un paro indefinido, una de las experiencias más enriquecedoras. La experiencia de encontrar docentes de otros colegios, mis maestros de bachillerato que después de muchos años siguen en la lucha. Entonces, somos herederos de esa lucha, de ese valor, no solo del magisterio colombiano, sino de todo el pueblo colombiano en general.

En últimas, somos nosotros los responsables de la educación. Por ello, la participación del magisterio fue relevante, trascendental y educativa. Entonces, esperemos que el ejemplo que dimos el magisterio en general se pueda multiplicar a todas esas clases de trabajadores que

¿Qué sigue en adelante para profundizar esta lucha?

JQ: Seguir leyendo. Seguir leyendo críticamente. Educar a nuestros estudiantes no solo en la lectura física, de pasar los ojos sobre unas letras, sino de trascender el sentido de lo dicho. Empezar una formación en lo posible en lo sindical. Este es mi primer año como representante sindical en el colegio Gran Yomasa. En esa medida, he aprendido pero me doy cuenta que desconozco muchas cosas, las cuales son la fuerza y razón para poder justificar las luchas que se avecinan, porque este es un pequeño para la gran organización y los objetivos que se plantean desde el Magisterio.

¿Finalmente, cómo se debe trabajar en las aulas para que la comunidad educativa se comprometa en las futuras luchas?

JQ: En las aulas se debe trabajar el respeto por sí mismo, la defensa de los derechos y  la construcción de los deberes en comunidad. En esa medida, la unidad de los maestros se debe ejemplificar en la unión de los estudiantes, de los padres de familia, de los directivos, en general, para que todos con diferentes pensamientos, con diferentes perspectivas, podamos construir desde las aulas las lecturas típicas de nuestras áreas, trascender al pensamiento crítico y, en esa medida, a la acción que tanto necesita nuestros estudiantes para que ellos mismos sean motores de la trasformación social, desde las aulas que son nuestro campo de batalla. Fundamentarnos en el amor y en el estudio, así conseguir un mejor futuro para nosotros.