{image}http://lh3.googleusercontent.com/-FRGY-vJ60Mw/U1lq1lSTQpI/AAAAAAAAGwY/otarvirQT6E/s500/eduardo_umana_mendoza.jpg{/image}En este 2014 se cumplen 16 años de impunidad del asesinato del abogado Eduardo Umaña Mendoza. “Falta la reparación, especialmente para él, que se reconozca como un defensor de las causas de los desvalidos y de los derechos humanos”.

Pedro Chaparro, ex dirigente de la USO nacional e integrante del Congreso de los pueblos, señaló también que su homicidio “es una pérdida para los juristas, para los defensores de derechos humanos, pero sobre todo es una inmensa pérdida para la democracia colombiana”.

Fue un crimen anunciado, porque con antelación los que en ese momento eran sus defendidos lo habían advertido. Una vez sucedido fue señalado como un crimen de Estado por la naturaleza de los motivos que lo ocasionaron. Fue asesinado en su oficina un sábado 18 de abril. “El movimiento obrero tiene que trascender. Este primero de mayo no puede ser solamente para rememorar lo que ocurrió en Chicago ni una fiesta más de los trabajadores sino para que los trabajadores debemos entender nuestro papel en el país, que no es ajeno a la suerte de la mayoría de los colombianos, los diálogos de paz y las de los campesinos”, afirmó.

Umaña Mendoza lideraba desde el derecho una lucha por aclarar la verdad en el caso del Palacio de Justicia, por esclarecer el homicidio del hermano de Carlos Pizarro León Gómez (Hernando, caso donde se adujo participación de miembros del CTI) y por la defensa de los dirigentes de la USO que eran víctimas de una persecución en ese momento.

Su homicidio parece lleno de dudas, pero es claro que se debió a su labor en defensa de los derechos humanos. Desde el inicio de la investigación todo apuntaba al papel de altos mandos de las fuerzas armadas y de miembros del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía. Sin embargo, el proceso se diluyó entre la corrupción y la impunidad. Incluso, décadas después Salvatore Mancuso atestiguó que fue ordenado por las AUC con participación de militares.

Hoy Chaparro dice que Colombia es “un país que ante el mundo posa como defensor de los derechos humanos y de las libertades ciudadanas”. Sostiene que Colombia realmente necesita de verdad, justicia y reparación. Y en el homicidio de Umaña Mendoza, verdad sobre lo que realmente sucedió; justicia que castigue a sus autores; y, especialmente, reparación de su nombre como figura histórica y porque aún existen casos en la impunidad, precisamente algo que él luchó por evitar.