{image}http://lh6.googleusercontent.com/-aljPz0_Kjyo/U1bKOGr7k5I/AAAAAAAAGvM/PMQkjOE_mSk/s500/gabo2.jpg{/image}Con la reciente muerte de Gabriel García Márquez el país se ha volcado a revalidar su importancia para la historia y para Colombia. El presidente Santos preside actos en su homenaje y los políticos se declaran sus amigos. Todos omiten la verdadera razón de porque murió en México y no en Colombia.

Felipe Ortiz Cassiani, historiador miembro del Instituto de Memoria Histórica, recordó que en sus inicios Gabo fue un escritor comprometido con algunas reivindicaciones sociales que se venían dando en el país y a nivel mundial. En 1981 se vio obligado al exilio hacia México porque de buena fuente le llegó información acerca que se había preparado un plan para detenerlo por supuestas relaciones de él con el M19, incluso se dice que quien lo llamó fue Alfonso López Michelsen.

En ese momento el presidente era Julio César Turbay Ayala y regía en el país el estatuto de seguridad que tanto persiguió a los intelectuales del país con tendencia social. Al año siguiente García Márquez ganó el premio Nobel de literatura, que aunque se preveía fue una sorpresa para la izquierda del país y, entonces, ahí se dieron cuenta de su connotación mundial. Es de anotar que Gabo provenía de una familia humilde y era costeño en un país dominado por la oligarquía y por la hegemonía “cachaca”.

Hoy cuando se revalúa la trascendencia de ‘Cien Años de Soledad’, Ortiz Cassiani señala que la importancia de Gabriel García Márquez está “en construir ese mundo literario y esa memoria literaria nacional a través de su obra y colocar al país en el panorama literario mundial”.

Las nuevas generaciones de escritores colombianos poseen diferentes estilos y están fragmentados por una multiplicidad de caminos, muy pocos de ellos residen en Colombia, en gran parte por la inseguridad que afronta el país. Todos ellos están cobijados bajo la figura titular de Gabo. Su gran desafío es superar ese legado, tarea bastante difícil de cumplir.